Hoy, he estado hablando con mi madre y haciendo alusión en lo que supone volver a clase después de 20 días de minis-vacaciones. Me acuerdo de aquel tiempo que deseaba y añoraba el colegio. Cuando me ponía nerviosa y sopesaba lo que iban a decir de mis regalos de reyes.- ¿Les gustará? ¿ Que le habrán traido a ellos?
Pues ahora me da exactamente igual. No me importa lo que digan los demás de mis super regalos de reyes. Me da igual los que les hayan traido. Y me da igual por el simple hecho que eso significa el fin de estos días de descanso, en cierto modo.
Queda mucho para semana santa, y eso implica que hasta entonces, será un sin fin de nervios y de agobios, de tardes enteras encerrada en la habitación intentando estudiar, pero sin dejar de pensar en lo que se acarrearía si no superas las prueba. Todas las noches sueñas con aprobar, con el que pasaría si no lo hicieras y como te encantaría vengarte de quién te dio el suspenso.
La verdad, que me gusta mucho tener contacto todas las mañanas con la vida social. Que todos me acompañen a maldecir, esas risas que nos hechamos con las bobadas de unos, las penas de otros sin sentido y las gansadas de muchos.
Pero lo que sé, que esta depresion post-vacacional es muy dura. No lo asimilo, y me encantaría cerrar los ojos y volver a ese bendito 22 de Diciembre tan deseado y tan esperado.
¿ Me xplicais por qué paso tan rapido? ¿ Tan veloz?
La verdad que esto no le veo morajela ninguna, que saco de bueno de que se acaben las vacaciones... nada... En fin... no me queda otra que acomodarme a lo que venga y pensar que si Dios quiere este es mi último año en ese feo edificio...
Afronto este final como principio de algo
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